¿No llegas a fin de mes? ¿Tienes un trabajo digno? ¿Son los políticos los que llenan sus bolsillos? Seguro que tienes muchas cosas de las que quejarte, si no también. No es nada personal, sólo política. Respeta y serás respetado. Economía, Empleo y Política.
La docilidad de la plebe, que se acostumbra a nuevos reglamentos.
Evoluciona sin quejarse, humildemente,
aceptando el desafío propuesto por una élite financiera,
que maneja grandes sumas de Dinero, y no hay por qué protestar,
dado que el Temor reverencial, a la plebe, le impide levantar cabeza.
<< Doña Madre Naturaleza, ¡ Menos mal que no somos plebe, sino que admitimos el cacao puro, en nuestra dieta ! Además, nos atrevemos a salir de nuestra zona de comfort, muy a menudo. >>
<< ¡ Levántate, nostálgica ! Empieza un nuevo reto. ¡ Escóndete de mí, y no sonreirás ! Yo vengo aquí, con ánimo. Es Ánimus y Ánima...
Es de Alemanïa, sin Tercer Reich. Es de Alemanïa, mi Música. >>
No teman al Nuevo Orden Mundial.
Sepan que todos estamos involucrados, hasta el tuétano.
Dado que cada nuevo día, ¡ Hemos de inventarlo !
En virtud de que si nos lo dan, todo, servido en bandeja, ¡ Lo bueno no es gratis !
Según reza un proverbio árabe.
Si nos lo dan todo, servido en bandeja, ¡ Quizá no nos convenga !
a ) Aquello que me irrita de otros, lo comparto con ellos, y es un defecto que suelo yo, ver en mí, tan solamente, una vez al año.
b ) ¿ Me irritan los políticos ? ¿ Por qué razón ? Porque yo también, soy corrupto.
c ) Entonces, yo también soy corrupto.
Aquello que envidio en otros, es una virtud que me gustaría compartir con ellos, más a menudo.
No obstante, hay escépticos y ateos que han logrado una templanza, suficiente, como para volverse altruistas, considerando al más necesitado, como protagonista de la propia historia, en función de que es socorriendo al caído, cómo ellos han descubierto que se sienten vigorosos, alegres y valientes, nobles o muy educados. Es decir, se sienten prójimos o amigos. Amigos de la Humanidad.
Envidio a los amigos de la Humanidad.
Y también, a los amigos de los caballos.
A los amigos de los perros.
A los amigos de los árboles frutales.
A los amigos de las montañas.
A los amigos de los ríos.
A los amigos de los bosques.
A los amigos de los desiertos.
Y como les envidio, me animo a seguir su misma senda. Bueno, su misma senda, pero con mi propio calzado. Yo sí creo en Dios.