SILENCIO
No puedo más, tengo el cuello rígido y me pican los ojos. Hacía tiempo que no quedaba hasta tan tarde.
Cómo puede haberse acumulado tanto trabajo? No quería quedar pero don Jacinto insistió tanto. Es gracioso, ese vejete se parece muchísimo a la estatua de la fuente de abajo.
Debe ser tardísimo; vaya, casi las 12, faltan sólo 5 minutos para la medianoche. Mejor me voy ya, los autobuses ya no circulan y con esto del puente habrá menos taxis.
Cuánto silencio, como se nota que se ha marchado todo el mundo en cuanto ha podido. Han dejado todo apagado, qué ahorradores. Espero que esté Juan abajo vigilando, irme así sin que nadie me vea, sin ver a nadie me da la impresión de ser una ladrona a la fuga. No sé si bajar en ascensor o por las escaleras.
Qué tonterías pienso, esto me pasa por ver demasiadas películas.
Hará frío? No he traído nada más que la gabardina. Que no llueva al menos, estos taconazos son monísimos pero no sirven para el agua.
Qué silencio, no sopla una gota de brisa, está todo quieto y no hace ni frío ni calor. Hasta la fuente de Neptuno se ha estropeado y no corre el agua. Qué fea es esa estatua, más que un dios marino parece un sátiro desvergonzado. Hasta diría que me mira de forma extraña.
No hay nadie, mejor voy deprisa, es un poco acongojante no ver a nadie, ni un coche siquiera yendo a alguna parte.
Cogeré por la calle de la panadería, es estrecha pero llegaré mucho antes a casa. Qué ganas de darme un baño y ponerme el pijama. Puedo tumbarme en el sofá a ver la tele, mañana es Todos los Santos, no hay que madrugar. Qué tal una copita de algo, el tintinear de los hielos y una peli de miedo? No suena nada mal. Buen plan.
Qué sensación tan extraña, no se oye nada y no hay luces encendidas. Sólo veo una farola allá al final de la calle, justo antes de la plaza del mercado.
Será sensación mía o ni siquiera oigo mis pasos? Creo que aceleraré un poco el paso, esto empieza a ser más que extraño. Debe ser el cansancio después de tantas horas haciendo cálculos para cuadrar el presupuesto del mes. Se nota la crisis, hasta el último céntimo está más que controlado.
Qué oscuro está todo, y parece que hace calor, o no, igual es que empiezo a sudar. Tampoco estoy muy segura, no hace aire ninguno. Eso ya lo he pensado antes. Qué ganas de un baño y el pijama y tumbarme en el sofá con una copa de algo y el tintinear de los hielos... viendo una peli... Eso también lo he pensado antes.
Y si corro? Llegaré antes. Ya imagino la sensación de la llave en la cerradura. Qué calor. Y no sopla el aire, y los tacones no hacen ruido al correr.
Ya casi he llegado a la plaza del mercado, ya veo la fuente de Neptuno. Pero la fuente de Neptuno es lo primero que veo al salir de la oficina. Cuando he dado la vuelta? Qué extraño. Y la estatua tan fea me mira con esa cara de sátiro y... sonríe.
Ahora sí que corro y subo por la calle de la panadería a toda velocidad, imagino el baño y el pijama, y la llave en la cerradura, pero no escucho nada, ni siquiera mis pasos ni mi respiración y sólo hay una farola al final de la calle, justo antes de la plaza del mercado. Se apaga, la farola se apaga y está todo oscuro y callado y no sopla el aire y mis tacones no suenan en los adoquines.
Giro al llegar a la esquina y llego a la plaza... de la estatua de Neptuno, y grito.
Grito? No sé si grito, tengo la boca abierta pero no se oye nada, ni sopla el viento, ni pasa nadie, ni hay luces en las ventanas.
Miro mi reloj. Siguen faltando 5 minutos para la medianoche y Neptuno me mira y se ríe, pero sus carcajadas tampoco se oyen.
