<< Partida financiada enteramente, por Eón ( el Absoluto ). >>
El Amor toca el tambor, y da ritmo a nuestras vidas.
Vendaje, para las heridas. Ungüentos, para quiro-masaje,
desde el cuello hasta ambos pies.

También sitúa al hedonista, ante la cuerda floja del erotismo.
¡ Ya, no hay disfraz alguno, sino desnudez ! Sin tartamudez.
Ser tartaja, según las condiciones del contrato, y después
de haber estampado uno, su firma prodigiosa o garabato,

puede ocurrir: ¡ Tragar saliva ! Ay, ¿ Quién maneja mi barca, quién ?
Que a la deriva me lleva, ¿ Quién ? Se preguntaba Remedios Amaya.
Por eso: Pues uno se siente, como piragüista y Coronel,
que no tiene quién le escriba.