
Mentirijillas piadosas
Según los evangelios sinópticos, Jesús se refirió a sí mismo directamente como "El Hijo" e incluso más significativamente habló de Dios como "mi Padre" (Mat. 11:27 par.; 16:17; Lucas 22:29).
Tomo el punto de partida de este comentario aquí: “El Hijo”. Y me remito a comentarios anteriores siguiendo ese guion, el de una perspectiva crítica con el ideal o ideales de aquella época hace dos mil años. Naturalmente pueden regañarme los creyentes si consiguen leer hasta el final y notan el morbo que pondré en el texto. Solo pido, como indulgencia, ponerse en un lugar de la tierra conocida de aquella época, con los conocimientos de aquella época.
Jesús afirmó repetidamente ser hijo de Dios, habló ante las muchedumbres ignorantes de entonces: de doctrinas, ritos, mandamientos, bautismos y de fe. Habló de numerosas cosas ante auditorios más o menos interesados en sus diatribas. Habló ante gentes humildes y ante poderosos: pastores, mercaderes, pescadores y demás chusma, adoctrinando. Así nos lo dicen los evangelios, única fuente reconocida. Usó en su discurso fábulas, cuentos, parábolas y prosodia didáctica. El Hijo de Dios, el Maestro, gastó buena parte de su tiempo haciendo campaña. ¿Mintió…?
¿Cómo detectar en aquel entonces una mentira?
Un poco sí, mintió. Ocurre que mintió con un propósito fabuloso llamativo para su época con el fin de captar la atención. Parece propio que en Campaña se mienta un poquito, envolver una verdad con rebozados de mentiras es más antiguo que el mear, por eso Jesús mentía más que hablaba y embelesaba a la chusma con trapacerías; “el hijo de Dios” es una de ellas y, viéndolo desde la perspectiva de antaño embaucador, hemos de concluir que hoy no colaría ya que todos sabemos que Jesús era el hijo de María que fue pisada1 por Juan Palomo.
1 Pisada: 3. tr. Dicho del macho de un ave: Cubrir a la hembra.